Foto: AFP |
México, 21 abr (EsPresso Internacional, Agencias) Escenas de
angustia y llanto de familiares de trabajadores reportados como desaparecidos
se repetían este jueves en las cercanías de la petroquímica de Pajaritos, en el
este de México, sacudida el miércoles por una poderosa explosión que deja un
saldo preliminar de 13 muertos.
Unas 300 personas se agolparon a lo largo de
la mañana en el cordón de seguridad establecido por un centenar de militares en
torno de Petroquímica Mexicana de Vinilio, copropiedad de la estatal Petróles
Mexicanos (Pemex) y de la privada Mexichem, que opera la planta localizada en
Coatzacoalcos, Veracruz (este).
"Queremos que nos los entreguen, que no
lo hagan perdedizo, si no nos dejan pasar nos vamos a pasar por la mala",
dijo a la AFP entre indignada y resignada a la fatalidad Guadalupe Torres, que
busca a su hermano Fernando, de 21 años y que cumplía su última semana de un
trabajo temporal.
Escenas de angustia y llanto de familiares de
trabajadores reportados como desaparecidos se repetían este jueves en las
cercanías de la petroquímica de Pajaritos, en el este de México, sacudida el
miércoles por una poderosa explosión que deja un saldo preliminar de 13
muertos.
Unas 300 personas se agolparon a lo largo de
la mañana en el cordón de seguridad establecido por un centenar de militares en
torno de Petroquímica Mexicana de Vinilio, copropiedad de la estatal Petróles
Mexicanos (Pemex) y de la privada Mexichem, que opera la planta localizada en
Coatzacoalcos, Veracruz (este).
"Queremos
que nos los entreguen, que no lo hagan perdedizo, si no nos dejan pasar nos
vamos a pasar por la mala", dijo a la AFP entre indignada y resignada a la
fatalidad Guadalupe Torres, que busca a su hermano Fernando, de 21 años y que
cumplía su última semana de un trabajo temporal.
Por momentos, los militares batallaban por
contener a los civiles, cuyos reclamos mezclados con llanto se agudizaron
cuando llegaron camionetas de servicios periciales y vehículos castrenses.
Al final, con lista en mano, militares
permitían el acceso a grupos pequeños de personas para recibir informes sobre
el destino de sus seres queridos.
Un obrero sobreviviente a la explosión y que
prefirió guardar el anonimato por temor a represalias, relató a periodistas que
había unos 300 trabajadores al momento de la deflagración y que la fuga comenzó
por la mañana, unas cinco horas antes del estallido fatal.
"Estaba
en la parte de atrás cuando se vino la primera explosión, vimos cómo los
vidrios se colapsaban, los fierros cómo se doblaban porque es un material
viejísimo. Con la segunda explosión vi cómo volaban los cuerpos desde los
andamios", añade antes de irrumpir en llanto pues compañeros suyos
murieron.
- Causas inciertas -
El presidente Enrique Peña Nieto envió
durante un acto público un mensaje de solidaridad para las víctimas y sus
familiares y anunció que por la tarde recorrerá el sitio de la explosión.
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