(Dario Pignatelli/European Council via AP) |
El presidente de Rusia,
Vladimir Putin, ordenó el jueves a sus fuerzas que no asalten el último reducto
ucraniano en la sitiada ciudad de Mariúpol, sino que lo bloqueen “para que no
pase ni una mosca”.
El ministro de Defensa ruso,
Sergei Shoigu, dijo a Putin el jueves que el resto de la ciudad más allá de la
enorme planta metalúrgica de Azovstal, donde están atrincheradas las últimas
fuerzas de Kiev, ha sido “liberado”, el término que emplean las autoridades
rusas para las zonas de Ucrania que han tomado. El mandatario elogió la
operación calificándola como un “éxito”.
Dejar la planta en manos
ucranianas priva a los rusos de la posibilidad de declarar una victoria total
en Mariúpol. La toma de la ciudad tiene una importancia tanto estratégica como
simbólica.
El alcance del sufrimiento
en la ciudad la ha convertido en un foco de interés global. Además, su caída
privaría a Ucrania de un puerto vital, completaría una conexión terrestre entre
Rusia y la Península de Crimea y liberaría tropas para movilizarlas a otras
zonas del Donbás.
AP
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