Jeanine Áñez, la segunda presidenta mujer en
la historia de Bolivia, fue condenada hoy a 10 años de cárcel por el caso
denominado Golpe II, en el que se la acusó por los delitos de resoluciones
contrarias a la Constitución y las leyes e incumplimiento de deberes, supuestamente
cometidos en su actuación como senadora entre la renuncia del expresidente Evo
Morales el 10 de noviembre de 2019 hasta su llegada al poder el 12 de noviembre
de ese año.
El juzgado Primero de
Sentencia, tras deliberar varias horas, tomó la determinación y la comunicó a
las partes, mientras que anunció que el fondo de la decisión y la justificación
la hará conocer en los próximos días.
Jeanine Áñez fue detenida el
13 de marzo de 2021 en Trinidad, Beni, tras una operación que fue
protagonizada, en persona, por el comandante de la Policía Johnny Aguilera y el
ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo.
Fue trasladada de Trinidad a
La Paz y al día siguiente, el domingo 14, una jueza cautelar la envió a prisión
por la probable comisión de los delitos de terrorismo, sedición y conspiración,
por los que la demandó la exdiputada del MAS Lidia Patty. Este proceso se
denomina caso Golpe I.
El 18 de marzo, el Tribunal
Constitucional Plurinacional (TCP) eliminó del Código Penal el delito de
sedición previsto en el artículo 123 y, por lo tanto, ninguna persona puede ser
procesada por esta causa. No obstante, los cargos de terrorismo siguieron
vigentes, a pesar de las recomendaciones de organismos internacionales.
ste hecho complicó la
construcción del juicio en vía ordinaria. No la procesaron a través de un
juicio de responsabilidades, que debía ser aprobado por dos tercios de la
Asamblea, precisamente porque el MAS no los tiene, con el argumento de que
cometió delitos como senadora, no como presidenta.
La defensa de Jeanine Áñez, en específico el jurista Alaín Canedo, señaló que hasta el sanguinario Luis García Meza fue juzgado con caso de corte, pese a que el asesinato del líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz se produjo antes de que el dictador asuma la presidencia de facto. “Esas son las incoherencias de toda esta historia”, comentó.
Fue de esta manera que el
MAS, desde el Ejecutivo y el Legislativo, configuró otra estrategia para juzgar
a Áñez como a cualquier delincuente común.
EL DEBER/AGENCIAS
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