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Con la represión de China a
las minorías religiosas como trasfondo, el papa Francisco se unió el domingo a
chamanes mongoles, monjes budistas y un sacerdote ruso ortodoxo para destacar
el papel que pueden desempeñar las religiones en forjar la paz mundial,
mientras presidía un encuentro interreligioso que resaltó la tradición de Mongolia
en la tolerancia de credos.
El pontífice escuchó atento
mientras decenas de líderes religiosos — incluidos judíos, musulmanes, bahaíes,
hindúes, sintoístas, y cristianos evangélicos — describieron sus creencias y su
relación con el paraíso. Muchos dijeron que la yurta mongola era un poderoso
símbolo de armonía con lo divino: un lugar cálido de unión familiar, abierto al
cielo en donde los desconocidos son bienvenidos.
“El hecho de que estemos
reunidos en un lugar ya es un mensaje en sí: Demuestra que las tradiciones
religiosas, con todas sus distinciones y diversidad, tiene un potencial
impresionante para el beneficio de la sociedad como tal”, dijo Francisco en
declaraciones que hicieron mención a escritos budistas, a Gandhi, a San
Francisco de Asís y al filósofo Soren Kierkegaard.
AP
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