El Kremlin recogió hoy el guante lanzado por Estados Unidos y le pagó con la misma moneda, es decir, la expulsión de diez diplomáticos, sanciones por injerencia en sus asuntos y una lista negra de altos funcionarios, aunque dejó una rendija abierta al diálogo con la Casa Blanca.
El presidente ruso, Vladímir Putin, "ha aprobado estas medidas en respuesta a los actos absolutamente inamistosos y gratuitos anunciados por Washington contra Rusia, nuestros ciudadanos, personas físicas y jurídicas, y nuestro sistema financiero", declaró Serguéi Lavrov, el ministro de Exteriores ruso, en una rueda de prensa.
EFE
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