Las autoridades ucranianas
rechazaron el lunes la exigencia rusa de que sus fuerzas en Mariúpol depusieran
las armas y alzaran banderas blancas a cambio de paso seguro para salir del
asediado puerto estratégico.
Mientras Rusia seguía su
ofensiva para doblegar Mariúpol, su ofensiva en otras partes del país se ha
atascado. Analistas y gobiernos occidentales señalan que el conflicto se ha
convertido en una guerra de desgaste, mientras Rusia continúa bombardeando
ciudades.
En Kiev, un centro comercial
en el populoso distrito de Podil aún humeaba el lunes por la mañana, tras un
ataque que lo convirtió en una ruina rodeada de torres de varios pisos. La
fuerza de la explosión reventó todas las ventanas en el bloque vecino y
retorció sus marcos de metal, además de matar al menos a ocho personas, según
las autoridades.
Las autoridades ucranianas
también acusaron a Rusia de bombardear una planta química en el nordeste del
país, lo que provocó una nube tóxica de amoniaco, y de atacar una base de
instrucción militar en el oeste del país con misiles de crucero.
AP
Comentarios
Publicar un comentario